Este fue el tema de su primera exposición.

Fuego como símil de ímpetu, de calor, de frenesí y sobre todo de pasión; mezcla que el autor considera fundamental para llegar a una vida plena.

El fotógrafo juega a confundir, en alguna de las instantáneas, la óptica del espectador; juega con la luz, el tiempo y el movimiento para que aparezcan llamas donde en realidad está la falda de una bailaora.